lunes, 3 de marzo de 2008

Yo soy la única

Paola había consagrado los últimos dos años de su vida a –casi literalmente- idolatrar a Enrique, su enamorado, quien parecía acostumbrado a recibir tanta veneración a cambio de muy poco. Por eso, el día que él terminó la relación que los unía, ella se sumió en una gran depresión de la que, poco a poco, se fue recuperando. No obstante, no habían pasado ni dos meses desde aquella terrible tarde del rompimiento y tampoco había pasado suficiente tiempo para que Paola se olvidara del tema totalmente, cuando le tocó presenciar en primera fila el romántico paseo de su ex novio con otra chica. Por supuesto, eso significó un retroceso inmenso en el bienestar emocional de Paola, ya que volvió a los llantos, los lamentos y los recuerdos de todos y cada uno de los momentos en que ella “lo había dado todo por él”.

Una vez que recobró fuerzas para salir a la calle, Paola se dio a la tarea de averiguar quién era la dichosa fulana que ahora gozaba de tan preciado individuo. Por esas casualidades de la vida, la muchacha en cuestión resultó ser amiga íntima de una vecina de Paola, de modo que sería relativamente sencillo estar al tanto de los hechos. Lo inesperado, sin embargo, fue que Enrique repentinamente fue reapareciendo en la vida de Paola, insistiéndole en volver, diciéndole que había pensado bien las cosas. Como era de esperarse, ella aceptó pronto y, otra vez, sintió que su vida estaba completa y que tenía al lado al hombre perfecto.

Con tal cambio en su situación amorosa y en su estado de ánimo, la interpretación de lo sucedido durante el tiempo de separación dio un giro sorprendente: la fulanita aquella, la amiguita de la vecina, había sido la causante de todas sus desgracias, tremenda resbalosa, infeliz regalada y mujercita de dos por medio. Habrase visto, igualada, ¿a quién se le puede ocurrir que Enrique, mi Enrique, se fuera a fijar en ella? ¿cómo pudo pensar que él se enamoraría de ella?

La profundidad de su razonamiento llevó a Paola a realizar lo que ella llamó “la dulce venganza”. Enterada de la fiesta de cumpleaños de la vecina ya mencionada, se apareció hecha una Miss Universo en la reunión, donde, por supuesto, ya se encontraba la señorita del conflicto. A Paola le bastaron unos minutos para introducir un nuevo tema de conversación, la última obra inaugurada por la empresa constructora donde trabaja Enrique, su novio, con todos sus apellidos, ese con el que tiene un tiempazo, ese que la adora como a nadie más en este mundo.

Y así, feliz de haber soltado la noticia de que ese gran hombre tenía dueña, de que esa dueña era ella y no otra, y de que él la había preferido a ella por encima de cualquier otra rufla, Paola se marchó de la fiesta con una sonrisa de oreja a oreja. Obvio, razones suficientes tenía para sentirse orgullosa de haber resultado la elegida para ser la que aguante a esa joyita. ¿O es que acaso hay que celebrar y sentirse realizada de ser “la firme” cuando está claro que hay “una trampa” (o más)? Tal vez el haber crecido rodeados de telenovelas mexicanas nos ha hecho creer que sí.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno chicas, como siempre ustedes, imperdibles.

1) Ese personaje habla igual que mi vieja, jajaja. Gracias por todo, Delia Fiallo, por ayudarme a comprobar que mi complejo de Edipo no existió jamás o fue superado exitosamente...

2) Ya olía que Enrique trabajaba en el rubro construcción. Esa trastada es bien de llenador de techos.

3) Sí, esa es clásica de Simone, la mujer que se cuelga de lo que su hombre es, asume lo que hace y así se pliega a su sociedad.

Anónimo dijo...

Yo esperaba un post por el día de la mujer, snif, snif, algo delicioso tipo Las señoritas Turbo o el valiosísimo ejemplo de Pilar Nores a la mujer peruana.

:(, no importa, espero, no me molesta.

Amor Serrano dijo...

Uy, el día de la mujer se nos pasó volando, de todas formas hay post semanal.
Gracias por comentar. ¿Las señoritas Turbo?

Rita Vera dijo...

parecen los filosofos de la calle del trome hablando de las trampas y las de casa...

Que horror!

A mi me daria roche decir que soy la cornuda de enrique jajajajjaa

RocioMoon dijo...

mmm si pss...aunque sabes?aki el unico ganado es el chico...xq nunca esta solo y tiene donde caer