Aun cuando se pueda pensar en los enamorados o novios como fuentes solo de diversión, es cierto que la mayoría de veces también se espera apoyo y comprensión de parte de ellos. Mucho más cuando con esa persona ya estás años, y, por lo tanto, es o parece ser una relación seria y madura. Eso es lo que pensaba Sandra hasta que llegaron un par de semanas de lo más terribles. Por un lado, coincidió con que llegaban del extranjero unos familiares de su novio, Paul. Él estaba como loco tratando de atender bien a sus parientes, algo en lo que Sandra lo apoyó completamente. Mientras tanto, la procesión iba por dentro porque Sandra no solo tenía problemas en su trabajo, sino parecía que el concurso al cual se había presentado para que le financien un proyecto no iba a resultar. Sandra esperó pacientemente a que los familiares de Paul se fueran para contarle sus problemas, que al final, terminaron con Sandra sin trabajo y sin financiamiento. Estaba muy deprimida y esperaba que Paul pudiera consolarla. Para su decepción, Paul solo se limitó a decirle que qué pena, que no quedaba otra que seguir cada uno con lo suyo. Lo peor vino el primer fin de semana libre que tenían sin los parientes, cuando Sandra pensó que lo podían pasar juntos dado que todavía se sentía muy mal de ánimos. Sin embargo, al llamar a Paul para decidir adónde ir, este le dice que ha invitado a sus amigos a ver el partido de fútbol, pero que claro "tú también estás invitada".
Sandra, entonces, explotó y le soltó todo lo que tenía guardado: su falta de apoyo, su escasa comprensión de cómo se sentía ella y su falta de reciprocidad dado que ella sí había estado apoyándolo todo el tiempo. Paul también explotó pero para decirle que no sea exagerada, que más quería que le dijera, que ya le había dicho que sentía mucho lo del trabajo y del proyecto, que además ella era una terca por haber insistido en algo que de hecho no iba a resultar, que siempre le había dicho que sus compañeros del trabajo eran de lo peor, etc, etc. Pero lo peor vino cuando le dijo "yo no estoy para ayudarte con tus problemas, yo puedo hacerte pasar ratos agradables pero no quitarte la depresión, y no me pidas que yo también me deprima en solidaridad contigo".
Se pueden imaginar lo que fue para Sandra. Sin embargo, como para no “decepcionar” a nuestros lectores, su rabia y cólera hacia el egoísmo de Paul solo duró esa tarde. Igual fue para ayudarle a atender a sus amigos, aunque, claro, Paul la recompensó sacándola a comer el domingo. ¿Y así dicen que no nos gustan los chicos malos que nos tratan como trapeador?
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2 comentarios:
¿Qué no les gusta eso del trapeador? Dicen nomás, puro bla, bla, bla. Avisen cuando se propongan a demostrar lo contrario.
Aunque en realidad, eso de apoyar en esos aspectos es difícil, a veces mejor quedarse, callado, y abrazar.
Me parece que a Raulin Raulon le han hecho una buena embarrada... dale cuenta, por que tu ex chica es tendiente al amor Serrano?
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