domingo, 23 de diciembre de 2007

Desconsiderado

Ese adjetivo nunca fue tan preciso para aplicarlo a los enamorados con ni una pizca de caballerosidad (ya no de amor) por su pareja. ¿Qué ejemplos podemos tener de la desconsideración? Hay muchos casos.

El más típico tal vez es cuando no te acompaña a tu casa. No somos machistas ni feministas, simplemente somos conscientes de que regresar sola a tu casa de noche, ya sea en taxi o en combi, no es la voz. Un buen enamorado se da el trabajo de llevarte hasta tu casa (ya sea en cualquiera de los medios de transporte citados, no somos exquisitas tampoco), no importa cuán lejos sea. Pero nunca faltan los desconsiderados: aquellos que te dejan ir solita, que a lo más te acompañan al paradero para que chapes tu combi o, no tienen ningún reparo en verte abordar sola a un tico. Y ni siquiera te llaman para saber que llegaste bien o apuntan la placa.

Otro caso más o menos habitual consiste en cagarse en tus planes o en lo que tú puedas desear. Por ejemplo, han quedado en ir al cine tal día, pero cuando llegas a su casa te dice que no va a poder ser porque ha invitado a sus amigos (y amigas) a comer. Y te dice con la mayor concha del mundo que tu también estas invitada, por supuesto. Tú te molestas, reniegas, lo acusas, pero al final terminas llevando los platos.

Pero no crean que la desconsideración solo se conforma de casos típicos. También tenemos casos de desconsideración más refinada, creativa, aquella que difícilmente se puede superar. Esa que cuando la cuentas, no te la creen de lo inverosímil que puede resultar. Pues bien, como un regalito para los lectores de este blog les voy a contar la increíble historia de la chocoteja. Rafael y Adela son enamorados. Adela trabaja con su amiga Tania. Tania va un día a la casa de Rafael a pedirle prestado algo. Cuando ya se va a ir, Rafael le pregunta si es que va a ver a Adela. Tania le dice que sí. Rafael, entonces, le dice que le quiere mandar un regalo con ella, tal vez un chocolate. Tania se sorprende de la espontánea amabilidad. Pero Rafael no tiene nada a la mano para mandarle. Empieza a buscar por toda la sala. NO encuentra nada. Al final, se fija en el tacho de basura (si, en el tacho!!). Lo mira y encuentra una chocoteja que había botado porque cree que está podrida. Igual la recoge y le dice que tal vez tan hongueada no esté así que puede llevarle ese regalo a Adela. Tania, con un poco de morbo y curiosidad, lo lleva donde Adela. Esta se emociona hasta las lágrimas. Abre la chocoteja, la muerde, y pone cara de asco. Dice “Ay, Rafa se pasa, esta chocoteja está malograda!”. Pero luego se ríe y pone cara así de comprensión: “Ay, Rafita siempre tan despistado, pero por lo menos se acordó de mandarme algo”. Tania quiere contarle la caballada de Rafael, pero le da pena su amiga y. además, se siente un poco culpable por haberle aceptado la chocoteja a Rafa y no haberlo cuadrado ahí mismo.

En fin, si tienen alguna experiencia desconsiderada, siéntanse libres de hacer catarsis.

5 comentarios:

Rita Vera dijo...

no te creo, le dio una chocoteja de la basura y la amiga no se la tiro por la cara?

Anónimo dijo...

esa TANIA no es amiga NI CAGANDO, entiendes?... Lo q siempre me pregunto es...¿con quien chucha quieren quedar bien? mejor q no manden ni saludos...

Amor Serrano dijo...

Gracias por comentar. Después de esta historia, nos queda la duda de saber la procedencia de los regalitos que recibimos. ¿Qué habrían hecho ustedes en el lugar de Tania?

Rita Vera dijo...

exactamente lo que te dije "tirarsela por la cara" y luego decirle a la novia lo que paso. La novia quedo humillada personal y profesionalmente porque eso seria comidilla y chismoserio para todo el año.

Anónimo dijo...

¡Mentira! ¡Eso lo sacaste de Seinfeld!