lunes, 11 de febrero de 2008

Basureadas II

Hay ocasiones en que las mentiras se hacen bastante obvias y los malos tratos también. Eso sucedió un día en que María organizó un almuerzo en su casa e invitó a sus amigos cercanos y, por supuesto, a su querido Armando. Este último había tenido algunos roces con las amistades de María, aunque podían pasar una tarde amena y sin problemas. Sin embargo, a última hora, cuando varios habían llegado ya a la casa y daban vueltas por la cocina sirviendo platos y buscando cubiertos, Armando llamó para avisar que no iba, sentía malestares de resfrío y prefería quedarse. Para María fue un golpe súbito, un desprecio completo a su idea, sobre todo porque la voz de su novio no hacía notar para nada algún tipo de gripe.

Lo peor vino después, cuando María ya estaba sirviendo el postre que le había tomado tres horas en hacer: Armando volvió a llamar, esta vez para decirle que, de pronto, había recordado una reunión en casa de un gran amigo suyo y le pedía que le diera el encuentro para ir. “Pero estamos acá en mi casa, ¿cómo voy a irme ahorita?” le dijo María, por lo que Armando, después de una sarta de quejas al estilo “te importan más tus amigos que yo”, “ya terminaron de comer, ya pueden irse”, etc., decidió irse en ese momento a casa del amigo y darle a María media hora para que llegara.

Como María se sentía entre la espada y la pared, les contó lo sucedido a sus acompañantes, quienes le sugirieron no ir en respuesta a que Armando ni siquiera se había aparecido al almuerzo. Pese a estas opiniones, durante los siguientes veinte minutos, María permaneció muda y pensativa, e inesperadamente tomó una porción del postre que había preparado, se paró y les dijo: “Ustedes pueden quedarse, no hay problema, yo vengo en un rato”.

Naturalmente, este fue el último almuerzo en casa de ella. Ya se pueden imaginar adónde fue y para quién era el postre. También se pueden imaginar qué hicieron sus amigos oír esto. Es probable que existan muchas Marías y muchas basuras por ahí… ¿no es verdad?

7 comentarios:

Anónimo dijo...

asu q maleado ese tipo, de lo peor... pero la maria una huevonaza no??? y los amigos que hicieron? se quedaron comiendo el postre? jajaja

Anónimo dijo...

NOOOOOOOOOOOOOOOO!!!! SE LLEVÓ EL POSTRE!!!!!

Anónimo dijo...

Bueno, aquel anónimo tiene mucha razón sobre María, aunque es un rasgo común en todas tus historias.

Osea, ¿quién no tiene roces con uno o dos amigos de ella? De esos sobran, pero justamente pues: A los amigos más problemáticos hay que darles la cara siempre, para que sepan que van contra una fuerza que no pueden comprender, jejejeje.

¡Qué maricueca! Cualquiera va nomás y de paso contagia a dos incautos, come rico, se sienta en la cabeza con la novia para la sobremesa, les sirve bebidas con sorpresas desagradables a los más cizañeros y hace el petateo de enfermo para que luego ella vaya a cuidarlo a la casa.

En fin, son sólo ideas. Hoy, por ser lunes, no me fluye la imaginación debidamente:

¿Qué hicieron sus amigos?
¿Cuántos partidos de Winning tuvo que tragarse María como postre?
¿A qué pollería llevó Armando a María la semana siguiente?

Siempre hay misterios sin resolver...

Amor Serrano dijo...

Hola. Gracias por comentar. Si pues, encima de todo, le llevó postre al basura ese. Esperamos de verdad que muchas mujeres al leer casos como este aprendan algo para hacerse respetar, y que tambien los patas no sean tan horrendos, no?

Rita Vera dijo...

asu madre! este caso estuvo peor que el anterior. Pero alucina qe no creo que te lo hayas inventado...

¿cuando las mujeres abriremos los ojos por Dios? ¿es tanto el miedo a la soledad? ¿tan vacias se sienten que solo proyectandose en otras personas (en este caso el novio/patan) pueden tener personalidad?

Yo de amiga de Maria le mando una buena patada en el poto y le digo que cuando el se limpie con ella no me vaya a venir a llorar.

Que desprecio gratuito.

Amor Serrano dijo...

Todas las historias que publicamos son verdaderas, solo cambian los nombres. Da pena decirlo, pero lo son.
Acertada la sugerencia de Cristania, quienes también pagan los platos rotos después de una trastada como la del novio de María son los amigos, que tienen que aguantarse llantos, quejas e inconcebibles reconciliaciones. ¿Cuántas veces nos hemos sentido indignados después de que nuestra gran amiga perdona ipso facto al basurón olvidándose de todo el tiempo y saliva que nos hizo perder aconsejándole que no lo haga?

Rita Vera dijo...

Uyyy de esas yo tengo CADA historia que te haria llorar, si me dieran 1 dolar por cada vez que escuche "es un estupido, lo odio no me ama" y al dia siguiente: "es que me dijo para casarnos"

SERIA MILLONARIA

En mi defensa debo decir que las 2 veces han sido mis amigas mas cercanas (las conozco mas de 15 años) solo por eso LAS SIGO AGUANTANDO, pero el dia que me agarren cruzada ...

Mal muy mal el desprecio que Maria propino a sus amigos, eso no se hace y la mas perjudicada sera ella porque cuando los necesite ... se iran a servirle postres a su abuela (mismo doña florinda)